Abordando la pregunta planteada por el profesor en relación con los “átomos” que menciona Patricio Guzmán en su libro, yo los interpreto como la capacidad de “atrapar” pequeñas cosas de la vida que, aunque puedan parecer simples, llevan una connotación sentimental importante. Son aquellos momentos que surgen de forma espontánea y que juntos pueden contar una historia. En otras palabras, es la habilidad de captar con la cámara lo efímero y conectarlo con un mensaje a través del guión, creando así un material que resuene con más personas.
Uno de los momentos en que he notado la captura de estos “átomos” o pequeños momentos son las imágenes del desierto. El director enfoca su cámara en los detalles del desierto de Atacama, como la tierra, las rocas, el polvo, las montañas y otros elementos que parecen estáticos pero que guardan historias de miles de años. Estas escenas dan vida a un entorno que parece vacío, mientras oímos la voz del director narrando y añadiendo contexto a lo visual, mostrando en realidad cómo el desierto está lleno de memorias y de historias no contadas
En mi opinión, la función de estos átomos es establecer una conexión entre lo micro y lo macro, entre la búsqueda personal y la búsqueda universal. Toda la película trata sobre la conexión entre lo que significa ser humano en un contexto científico, en relación con la galaxia y nuestro paso por ella, así como el ser humano dentro de una sociedad, más específicamente en una que sufrió desapariciones de familiares a causa de una dictadura militar. La película explora lo que constituye ser humano en términos tanto científicos como emocionales.
La película me hizo reflexionar sobre la relación entre la memoria personal y la memoria colectiva, entre la historia de una nación y la historia del cosmos. Dentro de esa memoria, la película también resalta la importancia de un cierre para poder sanar aspectos del pasado.