Wiñaypacha

La película Wiñaypacha, rodada enteramente en aymara, nos pone en la piel de una pareja de ancianos cuyo destino está sentenciado por su aislamiento de la sociedad. ¿Qué esperamos que hagan ante la serie de infortunios que les suceden? ¿Qué respuesta esperamos de la sociedad que da la espalda a estas familias y comunidades aisladas en la cordillera andina?

La colonialidad de poder es el marco en el que el aislacionismo de la pareja protagonista adquiere el doble significado de opresión (falta de inclusión, falta de ayudas gubernamentales, falta de apoyos sociales) y de resistencia (pervivencia de la lengua y las costumbres aymaras). Quizás la incomodidad que sentimos como espectadorxs por la tensión entre opresión y resistencia sea el gesto decolonial más importante de la película de Óscar Catacora. Como bien explican Tuck y Wayne en su artículo “Decolonization is not a Metaphor”, el camino a la decolonización pasa por la asimilación de la incomodidad como alternativa a las estrategias fáciles que reproducen “moves to innocence“.

  • ¿Cae la película Waiñaypacha en algunos de esos movimientos hacia la inocencia de los que hablan Tuck y Wayne?
  • ¿Qué relación hay entre la estética de la película y la forma en la que están narradas las desgracias y la ética de la inconmensurabilidad (ethic of incommmensurability) de la que se habla en el artículo?
  • Y en consecuencia, ¿Cuál es el significado de la naturaleza en la película? ¿Qué significan los distintos rituales? ¿Y qué significa que el hijo al que se espera nunca llegue?

1 thought on “Wiñaypacha

  1. Cinthya Benavides (She/her)

    “Wiñaypacha” (Eternidad), la primera película hablada completamente en aimara, representa un hito significativo en la decolonización del cine latinoamericano. Óscar Catacora, al retratar la vida de una pareja de ancianos aimaras en las alturas andinas, desafía la noción de “pueblos sin historia” impuesta por la perspectiva colonial.
    La película rechaza los estereotipos indigenistas tradicionales, presentando a sus protagonistas, Willka y Phaxsi, no como figuras exóticas o idealizadas, sino como seres humanos complejos enfrentando el abandono y la soledad. Este enfoque humaniza a los personajes, contrarrestando la tendencia histórica de representar a los pueblos indígenas como reliquias del pasado o símbolos unidimensionales.
    Catacora utiliza el lenguaje cinematográfico para subvertir la mirada colonizadora. Los planos largos y contemplativos, junto con el uso del aimara, crean un espacio audiovisual que respeta el ritmo y la cosmovisión andina. Esto constituye un acto de resistencia cultural, reafirmando la validez y la vigencia de las formas de vida indígenas en el mundo contemporáneo.
    La película también cuestiona la idea de progreso occidental al mostrar cómo la modernidad ha marginado a las comunidades indígenas. El abandono de los ancianos por sus hijos, que han migrado a la ciudad, refleja las tensiones entre la tradición y la modernidad, así como los efectos de la urbanización en las estructuras sociales indígenas.
    “Wiñaypacha” contribuye al proceso de decolonización cultural al dar voz y protagonismo a quienes han sido históricamente silenciados. Al hacerlo, desafía la noción de “pueblos sin historia”, demostrando que estas comunidades no solo tienen una rica historia, sino que continúan escribiéndola en el presente.
    La obra de Catacora se inserta así en un movimiento más amplio de cine indígena que busca reclamar la representación y narrar historias desde perspectivas propias, contribuyendo a la descolonización del imaginario cinematográfico y cultural latinoamericano.

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