La llorona-Kellyse

La venganza de Alma en La Llorona de Jayro Bustamante se presenta progresivamente, reflejando el dolor de la historia indígena en Guatemala. Los llantos que escucha el general Enrique Monteverde desde el inicio es una predicción del sentimiento de culpa por los crímenes cometidos. Esos llantos representan a la víctima del régimen militar; constantemente le recuerdan lo que hizo. Conforme avanzaba la película, la tensión sigue aumentando.  Las protestas fuera de su casa simbolizan la resistencia de un pueblo que ha sido silenciado y despojado de sus derechos. Aparte, la esposa de Enrique, como un signo de complicidad, se utilizó como un medio a través del que Alma podría cobrar venganza. Mediante el montaje escénico, los recuerdos de la víctima, a su vez, se mezclan con la opresión, haciéndola regresar en una forma de violencia pasada. La venganza se lleva a cabo en su clímax cuando Carmen, ya mezcla entre la realidad y el recuerdo de Alma, es movida por el odio y mató a su esposo.

 En términos de los dos grupos sociales representados en la película, hay un contraste claro entre el gobierno militar y la víctima indígena. El general Enrique Monteverde y su familia representan el poder, disfrutan de la riqueza y los indígenas son víctimas de crímenes. Las víctimas, externas a la casa, son un signo de resistencia de parte de un pueblo a quienes les ha sido silenciada la voz y se les ha quitado sus derechos. Alma representa la lucha de las víctimas inocentes. Su venganza es un medio de castigo para Enrique, pero también un medio a través del cual las almas de los asesinados son escuchadas; representa el contraste entre el silencio del opresor y los gritos de las víctimas, creando un engranaje donde convergen la memoria y el olvido.

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