Corazón del Tiempo

La película “Corazón del Tiempo”, dirigida por Alberto Cortés, centra la historia de Sonia y sus decisiones con respecto a su matrimonio, al tiempo que retrata el sufrimiento de la comunidad autónoma zapatista. Esta película no sólo es un ejemplo sobresaliente de narrativas independientes que retratan la situación con honestidad, sino que también presenta a miembros reales de las comunidades zapatistas como actores. En este sentido, la elección de actores no profesionales también es característica de las películas independientes, porque garantizan una apariencia auténtica y genuina de la vida comunitaria. Aparte, la autenticidad no sólo aporta un sentido de realidad, sino que también lleva las voces de las comunidades zapatistas a la pantalla, ocupando un espacio que antes estaba ocupado por narrativas extranjeras y estereotipadas. En la escena (53:05), los miembros de la comunidad se reúnen y expresan de manera clara en su conversación que son conscientes de que el gobierno no actuará en beneficio de ellos. Al reconocer esta realidad, los zapatistas enfatizan la importancia de la autogestión y visualizan un futuro en el que sus intereses y derechos son fundamentales. Esta toma de conciencia impulsa a la comunidad a desarrollar sus propios proyectos autónomos, reflejando su deseo de tomar el control de su destino y garantizar que sus necesidades sean atendidas de manera efectiva. Esta actitud no solo resalta su desconfianza hacia las estructuras de poder tradicionales, sino que también reafirma su compromiso con un modelo de gobernanza que prioriza la participación activa y la equidad en la toma de decisiones.

1 thought on “Corazón del Tiempo

  1. Alondra

    En la película Corazón del tiempo, se retrata la lucha constante de un pueblo indígena por su libertad y derechos. En medio de esa batalla colectiva, Sonia, una joven fuerte y decidida, enfrenta su propia lucha personal: el derecho a elegir con quién casarse sin que nadie más decida por ella. En una escena clave, Sonia expresa su frustración al cuestionar si no son un pueblo que pelea por la libertad de todos, y se pregunta con amargura dónde queda su libertad individual para decidir sobre su vida, particularmente en cuanto a su matrimonio.

    Además, un elemento central de la película es la relación entre Sonia y su hermana menor, quien a menudo dialoga con su abuela para aprender sobre las tradiciones familiares y comunitarias. Este intercambio de conocimientos es fundamental, ya que refleja la forma en que las costumbres se transmiten de una generación a otra, manteniéndose vivas en las nuevas generaciones. Es un recordatorio del valor que tiene la sabiduría de los ancianos y cómo ellos son el puente entre el pasado y el presente.

    Una escena que encuentro especialmente admirable es cuando Sonia, llena de coraje, se presenta frente a la asamblea del pueblo para hablar con firmeza. Pese a la presión de la tradición, se atreve a defender su derecho a tomar sus propias decisiones, mostrando que es consciente de su libertad personal, aunque sea limitada.

    Otro aspecto impactante de la película es la representación del arduo trabajo que realizan las mujeres del pueblo. Desde cortar el maíz, molerlo para hacer tortillas, hasta cargar grandes botellas de agua a sus hogares. Estos actos cotidianos reflejan no solo el esfuerzo físico que implica su día a día, sino también la resistencia de las mujeres ante las dificultades.

    Finalmente, la abuela de Sonia dice algo conmovedor: aunque Sonia se fue a la montaña a prepararse, en el pueblo todos también se preparan juntos para la guerra, con la esperanza de que, algún día, esa misma guerra termine. Sonia, al final, sigue las tradiciones, mostrando la dualidad entre libertad y costumbre

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